Munich: el encanto bávaro (Parte I)
Esta ciudad, capital de Baviera y del sur alemán, ha sabido ganarse el apodo de la "Metrópoli con corazón". Su aire mediterráneo y el ritmo de gran ciudad son una de las razones para visitarla, pero Munich promete mucho más que eso. Famosa por su Oktoberfest, los viajeros llegan también para visitar sus galerías de arte, conocer los monumentos antiguos, probar su comida tradicional y aprender un poco de historia, en una ciudad que sorprende por su cultura y atracciones turísticas.
Ambiente metropolitano con encanto regional, Munich es una ciudad llana, lo que invita a pasear y a usar bicicletas, parar para tomar un buen café o cerveza en cualquier esquina, ya que todos los lugares son buenos para eso aquí.
Con los Alpes como horizonte, la tercera gran ciudad de Alemania tiene su perfil asociado a la cerveza. Pero el Oktoberfest es sólo una de las tantas celebraciones que se ejecutan a lo largo del año. Sus museos, su Ópera y galerías, sus elegantes calles con tiendas de moda y su rica historia hacen de Munich un destino elegido por muchos viajeros.
Munich es una ciudad con muchos parques, jardines y bosques. Llena de boulevards flanqueados por importantes y refinados edificios, con fuentes, estatuas y puentes que reflejan un gran valor artístico, Munich es la ciudad más bella de Alemania.
Como la mayoría de las ciudades del país, cuenta con una mezcla entre lo nuevo y lo viejo que a veces confunde. Las cicatrices de la segunda guerra mundial se hacen notar en cada barrio donde se ven destellos de edificios monumentales de aspecto antiguo, pero casi siempre son reconstrucciones completas, como es el caso de la Ópera, que tiene aspecto de templo neoclásico. Así podrás ver cómo entre casas construidas en el siglo XIX se levantan edificios modernos, que hoy se mezclan, casi por toda la ciudad, con lo antiguo.
Como excepción, del siglo XVIII quedan bellas iglesias, de peculiar estilo barroco alemán, con torres coronadas por cúpulas de aspectos bulbosas. Del siglo XIX quedaron los sólidos edificios públicos, grandes y de notable inspiración neoclásica, que mandó construir el rey Luis I, quien soñaba con hacer de Munich una nueva Atenas. Siendo sinceros, estos edificios neoclásicos no son precisamente atractivos y refinados, aunque majestad les sobre.
Si bien la iglesia de los Teatinos es la iglesia más importante de Munich vale la pena visitar la que a simple viste parece más modesta: la iglesia de San Miguel, donde están enterrados los reyes de Baviera.
Lo recomendable es recorrer las calles a pie o en bicicleta si el clima lo permite, ya que del contacto con su gente y lo cotidiano uno puede sacar lo mejor del recorrido. Por lo demás, los amantes de los monumentos pueden visitar la Residencia, el antiguo y sobrio Palacio Real. O Ninphenburg, el palacio de verano de los reyes bávaros, en las afueras, rodeado de un hermoso parque.
Un poco de historia
El 14 de junio de 1158 Enrique “el León” fundó la ciudad de Munich. Ésta recibió sus derechos de ciudad en 1214 y se convirtió en morada y centro del gobierno del poderoso duque de Bavaria-München en 1255. Gustavo Adolfo de Suecia ocupó la ciudad durante la Guerra de los Treinta Años. Por decisión del duque Guillermo de Colonia, en 1505 se unieron los ducados. Desde entonces Bavaria ha sido el único ducado, y Munich su capital.
En la plaza se destaca hoy en día el Ayuntamiento, construido en estilo neogótico, en cuya torre suenan a diario las campanas. Otro distintivo de la ciudad es la catedral gótica de Nuestra Señora con sus famosas cúpulas “romanas” que datan de 1525.
En 1933, los Nazis se apoderaron del Ayuntamiento de la ciudad y los bombardeos aliados la destruyeron casi por completo en 1944. Ahora la capital bávara, situada a orillas del río Isar, es una metrópolis dedicada principalmente a las finanzas y a la prensa, sin olvidarse jamás de la cultura y las artes, disciplinas a las que sus gobernantes le prestaron siempre gran atención.
Una recorrida por los barrios
Schwabing
Muy cercano al centro y cerca de la universidad. En décadas anteriores era considerado el barrio bohemio de la ciudad, pero el capitalismo ha ido ganando espacios sobre los pequeños bares, abriendo grandes cadenas de restaurantes y heladerías, que son buenos lugares para comer algo, pero sin tanta mística como los anteriores. En este barrio se encuentra la Leopoldstrasse, que es la calle más concurrida para pasear, mirar y ser mirado. La gente del lugar gusta de pasear por aquí, y como viajero puedes aprovechar para ver el estilo de vida que lleva la gente del lugar.
Schwabing viejo
Saliendo del jardín inglés entramos en la sección antigua del barrio Schwabing, esta es un área tradicional y agraciada que se prolonga paralelamente al Jardín Inglés. Se distingue por su elegante arquitectura del siglo XXI, y al vagar por sus callecitas estrechas uno se siente trasladado a otra época. Cruzando todo el barrio se llega otra vez a la Leopoldstrasse, y siguiendo por esta calle se llega hasta la "Puerta de la Victoria", que es la entrada al Munich clasicista. Copiando al arco de Constantino en Roma, este arco de triunfo es un monumento al ejército de Bavaria, pero por esas cosas de la historia hoy es un símbolo de la paz. Si lo miras del lado sur encontrarás una inscripción que reza: "Dem Sieg geweiht, im Krieg zerstört, zum Frieden mahnend" (Consagrado a la victoria, destruido durante la guerra, un recordatorio por la paz).
A la derecha del monumento se encuentra el edificio principal de la Universidad de Munich, una amplia construcción romántica clasicista, trazado de Ludwig von Gaertner, el arquitecto de Luis I, que construyó casi todos los edificios importantes en Munich. Para completar el recorrido por este barrio, podemos contarte que fue aquí donde unos estudiantes fundaron la organización de protesta "Weiße Rose" para hacer frente a Hitler y al nazismo.
Heidhausen
Aquí se ha mudado una parte de la gente y la mística que tenía Schwabing, y se pueden encontrar pequeños bares escondidos, así como irish pub''''''''''''''''s o pequeños clubes artísticos. Es recomendable darse una vuelta y elegir el que más te agrade para pasar un rato bohemio probando cervezas artesanales.
Glockenbachviertel
Es un barrio pequeño, pero con diversidad y cantidad de ofertas. Aquí puedes encontrar de todo: un teatro, bares de todo tipo, restaurantes donde se cocinan exquisiteces de todo el mundo, pero también sitios con ambiente típico bávaro. En definitiva aquí encontrarás un resumen de todo lo que te puede ofrecer la noche de Munich.
El barrio universitario
Munich también es una ciudad universitaria importante, y cuenta con más de cien mil estudiantes. No hace mucho tiempo se inauguró el edificio de la Universidad de las Artes, y es un buen ejemplo de la nueva arquitectura alemana, ideal para dar una vuelta. Si quieres tener una idea de lo que puede ofrecer el barrio, debes caminar por las calles Amalienstrasse y Tuerkenstrasse que son un centro neurálgico. Por aquí encontrarás otro ritmo que en el resto de los barrios: las calles están repletas de gente joven, hay innumerables cafés y bares, muchas tiendas típicas y otras que no lo son tanto... en fin, un barrio típico de estudiantes.
La zona era el antiguo centro cultural de Munich y lo fue hasta la Primera Guerra Mundial. En él vivían muchos artistas como Kandinsky, Marc, Klee, Strauss, Ibsen y Mann. También encontrarás los mejores sitios para los amantes del arte, particularmente las Pinacotecas. Podrás disfrutar de la Pinacoteca vieja, la Pinacoteca nueva y la Pinacoteca de Arte Moderno, inaugurada en 2002.
El centro
Aquí podrás respirar una auténtica atmósfera medieval. Caminando entre las pequeñas calles de su traza verás cómo el ambiente te parece salido de un viejo manual de historia. En una recorrida puedes conocer la Winstadel, la casa más antigua de Munich, el Alter Hof o la Frauenkirchen, museos y castillos de eras pasadas y con un aire anacrónico. Si nos adentramos en el barrio, llegando a la plaza Odeón podrás ver el Feldeherrnhalle, un monumento clásico. Virando a la derecha se encuentra la Theatinerkirche, una iglesia barroca muy sorprendente y uno de los lugares emblemáticos de la ciudad, ya que tiene un aire de “pequeña Roma”. En este barrio también se encuentra la Residencia y el museo que alberga dentro.
Pero para que no todo sea edificios y admiración, también podrás meterte en varias tabernas donde beber cervezas artesanales. No muy lejos de la plaza Odeón podemos ver la Opera de Munich y la Maximiliansstrasse, que es la calle más opulenta de la ciudad donde se sitúan todas las tiendas de diseñadores afamados. Desde acá tendrás una perspectiva muy buena de la sede del gobierno de Bavaria, el "Maximilianneum" que durante el atardecer siempre tiene un talante magnífico.
Cerca de la opera podrás sorprenderte con el espacio de los cincos patios ("Die fuenf Hoefe"), otro ejemplo de arquitectura moderna. La zona misma es una mezcla de edificios modernos e históricos. Hay muchas tiendas, restaurantes y cafés, además de pequeños y amenos museos y galerías.
MarienPlatz
Uno puede vagar por horas por la ciudad, pero todos los caminos llevan a Marienplatz, la plaza central. Aquí podemos admirar el impresionante edificio municipal, con su famoso "Glockenspiel" (campanario con imágenes móviles), que ya es un punto de atracción para turistas de todo el mundo. Como siempre, tendrás la oportunidad de hacer la foto clásica y obligada (si es que gustas de estos pequeños ritos): las maravillosas figuras del reloj hacen su aparición a las 11, a las 12, a las 17 y a las 21 horas diariamente.
También se puede visitar la iglesia gótica Frauenkirche, la otra marca registrada de la ciudad. Sus cúpulas bulbosas oxidadas por la lluvia son reproducidas en todos los objetos imaginables: desde jarras de cerveza hasta bolsos o mochilas.
Otro punto clásico es la iglesia más antigua de la ciudad, la Alter Peter, desde cuya cima (para llegar hay que subir más de 300 escalones) obtendrás una maravillosa panorámica de la ciudad y el Viktualienmarkt, desde donde –en los días claros– podrá ver los Alpes.
Viktualienmarkt
Con este nombre pomposo uno puede pensar que entrará a un ciber mercado, pero es todo lo contrario (felizmente). Si quieres un buen plato de comida lo mejor es ir al Viktualienmarkt, uno de los mercados de víveres más grandes de Europa.
Mientras comes podrás disfrutar de todo un espectáculo, repleto de alimentos frescos, y gente yendo y viniendo en todas direcciones. Aquí podrás encontrar lo mejor de las comidas típicas bávaras.
El mercado se convierte en un gran jardín de la cerveza en verano, y si te gustan las salchichas tienes que probar los diversos tipos, especialmente las salchichas blancas (que los locales comen en el desayuno con mostaza dulce y una cerveza de trigo) y otras comidas típicas, como el Schweinebraten –un asado de cerdo muy rico– o la Breze –que es una rosquilla salada–.
Gärtnerplatzviertel
Ya bien alimentados y con el corazón contento, desde el Vikualienmarkt puedes ir hasta el Gärtnerplatz, que es el centro del Glockenbachviertel. Este último barrio se renovó y creció en los años noventa, pasando de ser un barrio obrero a un barrio moderno y en boga. Muchos bares, tiendas y estudios de artistas se abren de continuo por aquí. Es también el área elegida por la comunidad gay, por lo que es un lugar muy colorido, variado e interesante.
Espacios para el arte
La ciudad cuenta con una cantidad impresionante de museos y espacios de arte, (casi 50 colecciones y museos y más de 160 galerías privadas) como por ejemplo la Antigua y la Nueva Pinacoteca, aunque el Museo Alemán es el museo más célebre. Este museo está ubicado en la isla que se genera en la unión del río Isar y en él se exhiben obras maestras de las ciencias naturales y de la técnica, además de contar con más de 15.000 objetos que invitan a grandes y chicos a experimentar y aprender jugando.
Deporte
La ciudad cuenta con dos estadios de gran capacidad, uno construido para los juegos olímpicos del 72 y otro novísimo pensado para el Mundial de 2006. Con capacidad para 66 mil personas, cuenta con una arquitectura especial de burbujas de aire que le dan un aspecto aún más monumental.
Una cerveza, por favor
Hofbräuhaus es considerada la cervecería más famosa del mundo. El local fue fundado por el Duque Guillermo V, que además construyó la fábrica de cerveza para suministro de su corte y del local. El local cuenta con tres ambientes distintos –despacho de cerveza, terraza interior y salón de fiestas– para garantizar el disfrute y comodidad de todos.